Una aventura en la naturaleza virgen de Brasil

Brasil es un país de paisajes extremos, donde la naturaleza salvaje, la cultura vibrante y la biodiversidad única crean un escenario ideal para los amantes de la aventura. Desde las dunas y lagunas de Lençóis Maranhenses hasta los acantilados y playas de Jericoacoara, cada rincón del país esconde tesoros naturales que esperan ser descubiertos.
El mes de junio es perfecto para recorrer el Brasil más auténtico, con un clima seco que favorece la exploración de sus parajes más remotos. Las lluvias han cedido en muchas regiones, dejando paisajes exuberantes y accesibles para quienes buscan experiencias únicas, ya sea caminando por el desierto de dunas del noreste, ascendiendo al icónico Cristo Redentor en Río de Janeiro, o explorando la magia colonial de São Luís.

1. Lençóis Maranhenses: dunas blancas y lagunas cristalinas

Uno de los paisajes más asombrosos de Brasil se encuentra en Lençóis Maranhenses, un desierto de dunas blancas que, durante junio, se transforma en un oasis gracias a las lluvias de los meses anteriores. Entre las colinas de arena aparecen lagunas de agua dulce y color turquesa, formando un espectáculo visual impresionante.
El acceso a este paraíso comienza en Barreirinhas, donde los viajeros pueden recorrer en vehículos 4×4 los senderos que serpentean entre las dunas. Otra opción es dirigirse a Atins, un pequeño pueblo pesquero en los márgenes del parque, donde la conexión con la naturaleza es total y la gastronomía local ofrece delicias como el famoso camarón fresco a la parrilla.

2. Jericoacoara: la playa más impresionante de Brasil

Ubicada en el estado de Ceará, Jericoacoara es un destino que parece sacado de un sueño. Este remoto pueblo costero es famoso por sus dunas doradas, aguas tranquilas y atardeceres inolvidables. En junio, las condiciones climáticas son perfectas para recorrer sus paisajes en buggy, practicar kitesurf en las lagunas o simplemente descansar en las icónicas hamacas sumergidas en el agua.
Uno de los puntos más emblemáticos de Jericoacoara es la Pedra Furada, una formación rocosa con un arco natural que se convierte en el escenario perfecto para las mejores fotografías del viaje. Al caer la tarde, la duna más alta del pueblo se llena de viajeros que esperan la puesta de sol sobre el Atlántico, un espectáculo que hace que este rincón del noreste brasileño sea inolvidable.

3. Río de Janeiro: la ciudad donde la naturaleza y la cultura se encuentran

Ningún viaje a Brasil estaría completo sin una visita a Río de Janeiro, la ciudad donde las montañas se encuentran con el mar en una combinación de paisajes inigualable. Junio es una época ideal para explorar esta metrópoli sin el sofocante calor del verano ni las multitudes del carnaval.
El Cristo Redentor, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, se alza sobre el Pan de Azúcar, ofreciendo vistas panorámicas que abarcan la bahía de Guanabara y las playas de Copacabana e Ipanema. Un recorrido por el Sambódromo permite conocer la esencia del carnaval brasileño, mientras que la Escalera de Selarón en el barrio de Lapa sorprende con sus coloridos mosaicos que narran la historia del arte y la cultura carioca.

4. São Luís: la ciudad colonial con alma de samba y reggae

Pocos viajeros conocen la magia de São Luís, la capital del estado de Maranhão y uno de los centros históricos más fascinantes de Brasil. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta ciudad es un tesoro colonial con calles empedradas, edificios de azulejos portugueses y una vibrante escena musical.
Junio es una de las mejores épocas para visitar São Luís, ya que es cuando se celebran las fiestas de Bumba Meu Boi, un espectáculo folclórico lleno de color, danza y tradiciones. La música reggae, que se ha convertido en parte de la identidad local, resuena en los bares y plazas, creando una atmósfera única donde la cultura africana y portuguesa se entrelazan en cada rincón.

5. Fortaleza: playas urbanas y dunas costeras

Ubicada en el noreste de Brasil, Fortaleza es una ciudad donde las playas y la vida nocturna se combinan con la tradición y la historia. En junio, el clima seco y soleado hace que sea un destino ideal para recorrer su famosa avenida Beira-Mar, donde los mercadillos ofrecen productos artesanales y delicias locales como el tapioca y el cuscuz nordestino.
A pocos kilómetros de la ciudad, se encuentra Cumbuco, una playa rodeada de dunas donde los viajeros pueden deslizarse sobre la arena en sandboard o recorrer la costa en paseos en buggy. Más al sur, las playas de Morro Branco y Canoa Quebrada ofrecen acantilados de colores y aguas cálidas que invitan al descanso y la contemplación.

6. Barreirinhas: la puerta de entrada a la naturaleza más pura

Para quienes desean explorar los Lençóis Maranhenses, Barreirinhas es el punto de partida ideal. Este pequeño pueblo a orillas del río Preguiças es el lugar perfecto para organizar excursiones en lancha hacia los impresionantes paisajes del parque nacional.
Desde aquí, los viajeros pueden navegar hasta la Pequeña Lençóis, un área menos concurrida pero igualmente espectacular, donde las dunas y lagunas crean un paisaje de otro mundo. Además, el recorrido permite visitar comunidades ribereñas que viven en armonía con el entorno, ofreciendo una visión única de la vida en la selva amazónica.

7. Atins: el paraíso escondido en el noreste de Brasil

Ubicado en los márgenes del Parque Nacional de Lençóis Maranhenses, Atins es un destino perfecto para quienes buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza en su estado más puro. Este pequeño pueblo de pescadores es conocido por sus playas extensas y su atmósfera relajada, sin calles pavimentadas ni grandes construcciones.
Las lagunas cristalinas de la región, formadas por las lluvias de los meses anteriores, convierten a Atins en un oasis en medio del desierto de dunas. Aquí, es posible practicar kitesurf, hacer paseos en caballo por la playa o simplemente disfrutar de la mejor gastronomía local en restaurantes familiares donde el marisco es el protagonista.

Conclusión: un Brasil auténtico y salvaje en junio

Explorar Brasil en junio es sumergirse en un mundo de paisajes inexplorados, playas vírgenes y culturas vibrantes. Desde la inmensidad de las dunas de Lençóis Maranhenses hasta la energía contagiosa de Río de Janeiro, cada rincón del país ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura. Con temperaturas agradables y condiciones ideales para el viaje, este mes es perfecto para descubrir el lado más salvaje y auténtico de Brasil.